LA SED ADIESTRADA

[1] Julio César me lo debía desde hacía tiempo, desde el verano, desde antes aún. El jueves 14 cumplió su palabra. La sed adiestrada consiguió un premio de los importantes (mi referencia es que Chantal Maillard lo ganó también hace años, muchos, cuando no la conocía casi nadie, cuando decía todavía "todo cuanto apenas nace / es ya distinto de sí mismo"), el Ciudad de las Palmas de 2008. Siento que si Julio César Jiménez no fuera él (alguien distinto de sí mismo), el eco de todo esto sería otro.
Apenas he leido tres o cuatro poemas. Están muy por delante de lo que ya esperaba de ellos. A Julio, lo sé, le preocupa hacer literatura en sus poemas. Ojalá supiera decirle que no importa, que no importa nada, quiero decir. Que lo único importante es escribir buenos poemas.
Una última cosa: NO HAY QUE CONOCER A LOS ESCRITORES. Sirva esto como mantra, como desideratum (incumplido una y otra vez). A mí conocer a Julio César me estorba a la hora de leer sus poemas, lo conozco y es amigo, y lo veo detrás de cada uno de ellos y eso lo ensucia todo. Un poema debe dar una hostia en la cara, un escritor ni de coña.

JIMÉNEZ, Julio César, La sed adiestrada. Ayuntamiento. Las Palmas de Gran Canaria, 2009 [978-84-92537-02-0].