(SED ETERNA, 1)


No es sólo lo que compro, es también lo que la pulsión quisiera liberar. Abro las puertas a lo que quisiera tener, a lo que ya debería estar aquí. Anticipo la jugada. Con paciencia, aparecerán un día en el catálogo, pero darán paso a más deseo, y la maldición no escrita no quedará cumplida nunca, y la sed eterna jamás será saciada.

PROVIDENCE, Juan Francisco Ferré. Me acerqué al libro apilado y me habló la imagen de la cubierta. H. P. Lovecraft me convocó allí, aquella noche, entre miles de libros. Me extrañó que Narrativas Hispánicas en Anagrama se sirviera del icono del maestro, lo abrí, lo olí (esto merecerá una extensa entrada), salpiqué mis ojos entre las páginas. Me convenció. La única razón de que no viniera conmigo, la única por la que aún aparezca en esta Sed Eterna, fue que aquel lugar era E.C.I. No hay nada en contra de que Mercado dicte sus reglas (estructural mentira de bloguero), de todas formas ya hemos sido derrotados. Pero no así, no tan burdamente. No compro libros en E.C.I. Muy simple.

BANDUE, III, Francisco Díez de Velasco dirige desde 2007 esta revista anual de Historia de la religiones, no auspiciada desde ningún departamento en ninguna universidad, sino editada por Trotta (oh, Trotta). Este tercer volumen debió haber salido en octubre-noviembre de 2009, y en el catálogo digital de la editorial aparece como novedad, pero no llega a esta ciudad. Hay ciertos tipos de libros que compro siempre en ciertas librerías y no en otras (es mi desafortunada manera de ser fiel a todas), y Bandue hay que comprarla en P***. Y no llega, y la sed no se calma.

GUSANOS DE ARENA DE DUNE, Brian Herbert y Kevin J. Anderson. Supuestamente el final de toda la cosmología literaria de Dune. No tengo ninguna esperanza, ninguna, con la lectura de este libro, pero lo que se comenzó una vez (ah, aquel descubrimiento de Frank Herbert, aquella primera vez en todas las cosas), ha de ser cerrado. Mi natural predisposición es a adquirir libros en rústica (pecado de bibliófilo no fetichista, quiera decir esto lo que sea), y con estas ediciones, Mercado nos ha acostumbrado a esperar un año. Y ya se ha cumplido el tiempo, y aún no ha aparecido. Y la sed crece de la misma manera.
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